viernes, 11 de julio de 2014

SCHÖNE SPIEL (JOGO BONITO EN ALEMÁN)

David Luiz parece pedirle a Özil un poco de piedad. "¡Por favor, paren!"
¡Brasil 1 – Alemania 7! Buscarle una palabra que lo defina es prácticamente imposible: papelón, humillante, paliza, baile… ¡Mineirazo! Fue todo eso y más. No se puede usar un solo adjetivo, no alcanza un solo término para calificar y definir que la selección alemana le hizo 7 a la selección brasilera en la Semifinal de la Copa del Mundo Brasil 2014.
No es menor el dato. Brasil organizo este Mundial para sacarse de encima los fantasmas del ’50, para olvidarse del “Maracanazo”. Lo logro, ya no tienen que recordar más la fecha del 16 de julio de 1950. Ahora, tienen una nueva tatuada en la memoria: 8 de julio de 2014.
A la media hora de partido los de Scolari ya estaban 0 – 5. A los 11 minutos, Müller puso el 1 a 0. Y, como “Alemania hace un gol y después lo justifica”, a los 23 se produjo un quiebre en el partido y arrancaron los 6 minutos más largos de la historia para el fútbol brasilero. A los 23, 24, 26 y 29 minutos. Klose, Kroos, Kroos y Khedira. El partido estaba liquidado, nadie entendía nada. Brasil estaba knock-out.
Sucedió todo tan rápido que hasta paso desapercibido el hecho de que Klose se convirtió en el goleador histórico de la competición al marcar su gol número 16. Era tal el desconcierto que solo los jugadores alemanes se dieron cuenta que después del segundo gol había que presionar, apurar porque el fondo brasilero se equivocaba en todas.
Lo único que tuvo que hacer Alemania fue jugar al fútbol como sabe para derrotar al peor Brasil de la historia. En 6 minutos, todos los errores del equipo de Scolari quedaron al desnudo.
David Luiz marco mal en el primero. Marcelo cometió un error infantil en el segundo. En el tercero, todos siguieron la pelota y apareció solo Kroos por atrás. Fernandinho se durmió y perdió la pelota en cuarto. En el quinto rechazo largo David Ruiz pero, la pelota volvió rápido, porque el medio campo no para ni el colectivo, y el ataque alemán agarro saliendo a toda la defensa brasilera.
A los 30 un estadio colmado por el público local, que había estallado con el himno y alentando a su equipo estaba en silencio. La gente se miraba buscando explicaciones, lloraba, se tapaba los ojos, no quería ver más. Algunos se levantaban de la butaca… ¡se iban! Los relatores y periodistas brasileros no encontraban palabras para describirlo. La transmisión internacional de la FIFA dejo de pasar imágenes de las tribunas porque enfocasen a quien enfocasen lo único que se encontraban era llanto.
Es verdad, faltaron dos hombres fundamentales como Neymar Jr. y Thiago Silva. Pero, esa no puede ser la explicación para una derrota de este tenor, la que no se compara con nada igual en la historia del fútbol.
Alemania fue siempre más, Alemania jugo como antes jugaba Brasil. Ya no es ese equipo que te pasa por arriba con el físico. Ya no son los grandotes que la tiran para que el 9 la aguante o la baje. No, ahora al físico le sumaron futbol y tocan,  rotan,  pasan, abren la cancha, son inteligentes, ocupan bien los espacios. Los de Löw son una maquinita
Scolari trato de levantar cabeza y en el entretiempo metió dos cambios pero el partido ya se había terminado. Como si fuera poco, las que tuvo el scratch do oro las tapo Neuer, los teutones tienen hasta a el mejor arquero de la Copa.
Schürle, que entró por Klose, hizo dos más (a los 69 y 79 minutos) y Oscar consiguió el gol del honor, bueno… si les quedaba algo de honor, para Brasil.
Con un “fútbol total”, de toques y precisión Alemania se mete por octava vez en la final de la Copa del Mundo y espera rival, Holanda o Argentina.

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